En este espacio iré colgando inquietudes y pensamientos, algunos os ayudaran, otros quizá no, pero como la vida misma, hay cosas que ignoramos, y otras en cambio, permutan la dirección en la que avanzábamos.
martes, 4 de marzo de 2014
domingo, 5 de enero de 2014
Om Namo Bhagavate Vasudevaya
El significado es
"Yo me entrego a la Verdad".
Invocarlo es llamar a nuestro propio poder de conciencia para un mayor crecimiento espiritual, nos ayuda a la liberación espiritual, liberación de la reencarnación y de los patrones kármicos negativos.
Es un mantra para la claridad mental.
Invocarlo es llamar a nuestro propio poder de conciencia para un mayor crecimiento espiritual, nos ayuda a la liberación espiritual, liberación de la reencarnación y de los patrones kármicos negativos.
Es un mantra para la claridad mental.
Traducción de la letra:
"Hágase tu voluntad y no la mía,
no me des lo que yo quiero,
sino lo que yo necesito.
Yo me entrego a la Verdad.
Yo invoco y me rindo a lo Divino"
"Hágase tu voluntad y no la mía,
no me des lo que yo quiero,
sino lo que yo necesito.
Yo me entrego a la Verdad.
Yo invoco y me rindo a lo Divino"
El Tao
Aquel que está centrado en el Tao
puede ir adonde desea, sin peligro.
Percibe la armonía universal
aun en medio del extremo dolor,
porque ha encontrado la paz en su propio corazón.
puede ir adonde desea, sin peligro.
Percibe la armonía universal
aun en medio del extremo dolor,
porque ha encontrado la paz en su propio corazón.
viernes, 3 de enero de 2014
El libro secreto de la creación
«He aquí el libro del sabio Belinus, el que posee el arte de
los talismanes: he aquí lo que dice Belinus.
Me dispongo a exponer y desplegar en este libro la ciencia
que me ha sido donada para que la comprendáis, para que penetre en vuestros
espíritus y para que arraigue hasta los principios de vuestro ser. Si al
penetrar en un alma, mis palabras ponen en marcha sus facultades y dotan de
movimiento sus resortes naturales, entonces, el hombre en el que estas palabras
producen tal efecto, goza de toda la perfección de su ser; su naturaleza no se ve
alterada por accidente alguno, su alma está exenta de las tinieblas que podrían
formar un velo entre ella y la búsqueda de la ciencia: este alma recogerá el
fruto de mis palabras en proporción a su grado de fuerza. Las fáciles
instrucciones que previamente habrá recibido, la fortalecerán y la harán capaz
de adquirir la ciencia, así como de dirigir su mirada hacia las infinitas
variedades de la composición de los seres y hacia las causas de todas las
cosas.
Pero si un hombre no recibe ninguna impresión al oír mis
palabras, si éstas no ponen en movimiento los principios de su ser, es señal de
que sus ojos están cubiertos de tinieblas; entonces, el caos inmenso que separa
estas primeras y simplísimas instrucciones de los grados más sublimes de la
ciencia, será para él un obstáculo infranqueable, como una espesa nube que, con
su sombra oscura, impide la visión de los astros y el resplandor de su luz
incluso a los ojos más sanos.
Os daré a conocer cuál es mi nombre, para que seáis presos
de amor por mi ciencia, para que mediteis mis palabras, para que las tengáis
ante vuestros ojos día y noche y para que, por un estudio asiduo, llegueis a
conocer el secreto de la naturaleza.
Yo soy el sabio Belinus, el que posee el arte de los
talismanes y de las cosas maravillosas.
He recibido del señor del universo una ciencia absolutamente
particular, superior a la naturaleza, tan sutil que escapa a los accidentes de
la materia, fuerte y penetrante. Por medio de los sentidos interiores, que son
el pensamiento, la reflexión, la inteligencia, el espíritu y el juicio, he
alcanzado todo lo que permanece insensible a los sentidos exteriores, y por el
órgano de los sentidos exteriores he conocido todo lo que cae bajo su acción,
sus colores, los sabores, los olores, los sonidos y las sensaciones del tocar.
No hay ninguna criatura, contada entre las sustancias espirituales y sutiles o
entre los seres groseros y corporales, de la que yo no haya alcanzado a conocer
la naturaleza, la causa y la formación.
Este libro las penetra a todas ellas: como una lanza fina e
inflexible, triunfa sobre todos los obstáculos que le ofrece la materia grosera
y corporal.
Prestad ahora oído a las instrucciones que voy a daros.
Todas las cosas están compuestas de cuatro principios elementales, el calor, el
frío, lo húmedo y lo seco. Aquí están los elementos de todo lo que existe; por
su combinación todas las cosas son formadas; han sido combinados los unos con
los otros de tal manera, que todos ellos han sido llevados por el mismo movimiento
de rotación formando un conjunto único. Una sola esfera los contiene en su
movimiento orbicular; la parte más elevada de su órbita es similar a su parte inferior;
y sus extremos, aunque alejados, no guardan entre sí diferencia alguna; pues el
todo es de una misma sustancia, de una misma partícula, y no forma sino un
mismo cuerpo sin ninguna distinción o diferencia, hasta el momento en que los
accidentes influyen sobre esta sustancia y la modifican; sus partes se separan
y se forman a partir de ella seres diversos entre sí, en razón de las
diferentes combinaciones de los principios elementales que concurren en su
formación; y estos seres toman distintos nombres según la variedad de su
sustancia y de sus formas.
De estas diferentes combinaciones, resultan unas relaciones
de simpatía y de antipatía entre la sustancia de los diferentes seres; unos se
buscan, los otros se rechazan recíprocamente.
Se rondan y se dirigen los unos hacia los otros en razón de
las afinidades que existen entre ellos; parece que inviten a los seres que les
son semejantes a unirse con ellos, rechazando a los que les son contrarios por
la oposición que les muestran. Aquí se encuentra el principio fundamental de la
ciencia; aquí reside el conocimiento de la causa primitiva de la variedad de
los seres.
He expuesto en este lugar esta doctrina de las relaciones de
simpatía y antipatía de los cuatro principios elementales, para que esta
instrucción forme y ejercite el espíritu de quienes la lean, para que sepan
sustraer a los seres de su naturaleza primitiva, y para que alcancen las finidades
y las oposiciones que estos principios muestran entre sí. Por este medio
estarán en estado de entrar en el conocimiento de las causas de todas las cosas.
Estando emplazada esta doctrina en el principio de esta
obra, quien la comprenda bien una sola vez, conocerá el resumen de toda la
ciencia: este conocimiento le servirá de guía para alcanzar el de todos los
seres, y comprenderá de qué manera ha sido hecho todo lo que existe y cómo ha
sido formada la naturaleza. Voy a enseñaros ahora lo que a mí concierne en
particular.
Yo era un huérfano del pueblo de Tuaya, y me hallaba inmerso
en una total indigencia y despojado de todo. En el lugar en el que yo habitaba
había una estatua de piedra alzada sobre una columna de madera; en la columna
se podían leer estas palabras: Yo soy Hermes, a quien ha sido donada la
ciencia; he hecho esta obra maravillosa en público, pero de inmediato la he
ocultado mediante los secretos de mi arte, de manera que tan sólo pueda ser
descubierta por un hombre tan sabio como yo. En el pecho de la estatua también
podían leerse estas palabras escritas en lenguaje antiguo: Si alguno desea
conocer el secreto de la creación de los seres y de qué manera ha sido formada
la naturaleza, que mire bajo mis pies.
Grandes multitudes se acercaban a ver esa estatua, y todos
miraban bajo sus pies sin ver nada. Por ese entonces yo tan sólo era un debil
infante, pero en cuanto me hice más fuerte y alcancé una edad más avanzada,
leyendo las palabras que había en el pecho de la estatua comprendí su sentido,
por lo que me dispuse a cavar la tierra de debajo del pie de la columna.
Descubrí un subterráneo en el que reinaba una espesa
oscuridad y en el que la luz del sol no podía penetrar. Si se intentaba
alumbrar con la luz de una antorcha, de inmediato era apagada por la agitación
de los vientos que soplaban sin interrupción. No encontraba ningún modo de
seguir el sendero que había descubierto a causa de las tinieblas que llenaban
ese subterráneo; y la fuerza de los vientos que soplaban en él no me permitía entrar
con la luz de la antorcha. Incapaz de vencer estos obstáculos, me sumergí en
una gran tristeza y el sueño se apoderó de mis ojos. Mientras dormía con un
sueño inquieto y agitado, ocupado como estaba mi espíritu en el motivo de mi
pesar, un anciano cuyo rostro se parecía al mío se posó ante mí y me dijo:
"Levántate Belinus, y entra en esta ruta subterránea; te conducirá a la
ciencia de los secretos de la criatura, y llegarás a conocer cómo ha sido
formada la naturaleza". "Las
tinieblas, le respondí, me impiden discernir cosa alguna en este lugar, y la
luz no puede resistir a la fuerza de los vientos que en él reinan".
Entonces el anciano me dijo: "Belinus, coloca tu luz
bajo un vaso transparente y de este modo estará al abrigo de los vientos, que
no podrán extinguirla, y te iluminará en este lugar tenebroso". Estas
palabras hicieron renacer la alegría en mi alma, pues noté que podría gozar del
objeto de mis deseos, y dirigiéndole la palabra: "¿Quién sóis vos?, le
dije, ¿a quién debo tan gran beneficio?". "Yo soy, me respondió, tu
creador, el ser perfecto". En ese momento me desperté colmado de alegría,
y tras colocar una luz bajo un vaso transparente, tal y como me había sido
ordenado hacer, entré en aquel subterráneo.
Ví a un anciano sentado sobre un trono de oro que sostenía
en su mano una tablilla de esmeralda sobre la que había escrito: Aquí está la
formación de la naturaleza; ante él había un libro en el que se leía: Aquí está el secreto de la creación de los
seres, y la ciencia de las causas de
todas las cosas. Tomé ese libro osadamente y sin temor alguno y salí de ese
lugar. Aprendí lo que había escrito en ese libro del Secreto de la creación de
los seres; comprendí cómo había sido formada la naturaleza, y adquirí el
conocimiento de las causas de todas las cosas. Mi ciencia hizo célebre mi
nombre; conocí el arte de los talismanes y de las cosas maravillosas, y penetré
las combinaciones de los cuatro principios elementales, sus diferentes composiciones,
sus antipatías y sus afinidades».
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